Están utilizando Palomares como laboratorio a cielo abierto

«Los terrenos han sido utilizados como escenario de investigación»

Los votos particulares, que recuerdan que la ejecución de la limpieza ha sido «recomendada reiteradamente» por la Comisión Europea (CE), a la que España debe rendir cuentas sobre los avances al respecto a finales de 2021, recogen que se «tienen evidencias» de que los terrenos contaminados «han sido han sido utilizados desde el accidente como escenario para la investigación del comportamiento de radionucleidos en el medio natural, sin la debida transparencia e información al público en general, y a la comunidad científica en particular».

«Un elemental principio de precaución en materia ambiental exige que, por encima del interés que pueda tener para la investigación científica la no transformación de la situación de hecho, en especial en referencia a los isótopos del americio, se priorice el de salvaguardia de la salud pública y del medio ambiente, a pesar de que se considere que el riesgo de exposición radiológica no es alto, y aunque esté próximo a cumplirse el período en el que podrá observarse la máxima actividad del isótopo 241 Americio».

Los dos magistrados de la Sección Séptima de la Audiencia Nacional, cuyo tribunal ha prolongado la deliberación sobre el asunto más de un mes, ponen el foco, asimismo, en dos hechos que el fallo da como no probados pero que, según destacan, están «ampliamente documentados en el Plan de Rehabilitación, en la Memoria Palomares e informes de la Dirección General de Energía de la Comisión Europea».

Por un lado, la existencia de dos zanjas de 1966 con «desechos radiactivos, cuya posición exacta fue determinada en el Mapa Radiológico Tridimensional» y que permanecen en la zona con «restricción total de usos» y, por otro, que la fuente de radiación se compone de isótopos de Plutonio: 238 Pu, 239 Pu, 240 Pu y 241 Pu y de Americio: 241 Am todos ellos transuránicos». «Lo que se duda es sobre la presencia de uranio (U) en las bombas y su enriquecimiento en 235 U, aunque se dice que, caso de existir, su impacto radiológico será menor«, apuntillan.

Modificación de los criterios de intervención para limpiar

Los dos magistrados comparten, asimismo, que cuando se retomaron los contactos diplomáticos entre España y EE. UU., en 2015 el CSN, en sesión celebrada el 22 de julio, aceptó la propuesta del Departamento de Energía estadounidense (DOE) de modificar los criterios de intervención en Palomares, «acuerdo cuyo contenido permanece clasificado».

«Casi inmediatamente después, se firmó el 19 de octubre del 2015 una declaración de intenciones» por el Ministro de Asuntos Exteriores y el Secretario de Estado de EEUU sobre Palomares, sin que se conozca ningún avance posterior», concluyen.

En su día y en el marco de procedimiento, el CSN aportó un documento que «no era copia certificada» del informe aprobado en el citado pleno de julio de 2015 y se acogía para negar el informe completo a la normativa sobre secretos oficiales que se aplica a «todo el proceso relativo a Palomares» desde acuerdo de Consejo de Ministros de 15 de octubre de 2010.

Ecologistas en Acción sostiene que ese cambio que admite el regulador atómico se ha producido «a instancias» del DOE de EE. UU. y asegura que, para ello, se «han aumentado los criterios radiológicos para considerar necesaria una intervención de 1 mSv/a hasta 4 mSv/a», lo que habría permitido la firma de la declaración de intenciones con EEUU para la gestión y almacenamiento de los residuos generados en la limpieza por parte del gobierno estadounidense.

El objetivo, según mantiene el colectivo, sería que, de la limpieza de 50.000 metros cúbicos de tierra, se pasaría «únicamente a limpiar 28.000 metros cúbicos de tierra contaminada», lo que reduciría de 6.000 a 3.300 metros cúbicos el volumen de tierra que debe almacenarse en EE. UU.

Fuente: heraldo.es

El 67% de los conejos de Palomares (Almeria) tienen radioactividad

Ecologistas en Acción recuerda al respecto que la Comisión Europea le ha requerido el examen de los conejos en reiteradas ocasiones desde 2010, la última vez en 2019, tras la inspección realizada en el verano de ese año a los avances realizados para descontaminar el suelo con plutonio en la pedanía cuevana.

Detectan radiación en 72 de 107 muestras de Palomares tras reanudar mediciones de plutonio

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha reanudado la medición de plutonio en el área de 40 hectáreas bajo vigilancia radiológica ambiental de Palomares, en Cuevas del Almanzora (Almería), con la recogida de un centenar de muestras cuyo análisis ha dado como resultado el hallazgo de emisores alfa, es decir contaminación radiactiva, en 72 de ellas.

Los análisis radioquímicos se retomaron el 1 de septiembre de 2020 tras un requerimiento de la Comisión Europea (CE) y hasta el pasado mes de noviembre, se han recogido y se han tratado 72 filtros de aire para partículas de polvo, 28 muestras de productos alimenticios, en concreto hortalizas cultivadas, y siete bioindicadores de flora y fauna.

El informe preceptivo remitido a finales de diciembre a la CE por el regulador atómico español, al que ha tenido acceso Europa Press, concluye que estos 107 análisis han dado como resultado la identificación de «72 emisores alfa», si bien precisa que solo se ha completado la medición de 25 para «determinar» la concentración de actividad de plutonio en aire, alimentos y bioindicadores.

El CSN reconoció ante los integrantes de la misión de verificación europea que visitó Palomares en junio de 2019 que el laboratorio radioanalítico del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) «no tenía capacidad» para medir el plutonio y que sólo se estaba monitoreando el americio.

Aludió a diferentes motivos, entre ellos, obras de mejora en las instalaciones, pero también a «retrasos en la adquisición de un detector gamma para sustituir a un dispositivo averiado por los recortes presupuestarios» y a la «falta de técnicos de laboratorio por retrasos» en el proceso de contratación.

Al tiempo, el regulador atómico comunicó a los verificadores europeos que su «intención» era reanudar la espectometría alfa para medir el plutonio a lo largo del año 2020.

Posteriomente, y a raíz de esta visita, la CE requirió a España para que, «lo antes posible», diera cumplimiento a esa previsión, recuperase la capacidad de medir este emisor alfa, y le informarse antes de que acabase el pasado año de los avances realizados en este sentido.

No obstante, pese a esta observación, los técnicos europeos remarcaron que el sistema de monitorización de la radiactividad en el aire, el agua, el suelo y los productos agrícolas en la zona donde cayeron las cuatro bombas termonucleares tras la colisión en el aire de dos aviones de EEUU en 1966 se ajusta al Tratado Euratom, es «adecuado» y funciona «de manera eficiente».

MUESTRAS EN CONEJOS

En su informe a Bruselas de diciembre, el CSN comunica, asimismo, que, siguiendo una recomendación de la CE que se remonta a 2010, ha previsto la «recogida y análisis anual» de muestras de carne de conejo recogidas en los entornos de la denominada zona 6, un área de 20 hectáreas que se extiende por la Sierra Almagrera, y la zona 2, donde cayó una de las dos bombas que detonó al impactar contra el suelo.

Hasta ahora, el regulador atómico había argumentado que tenía «dificultades para obtener las muestras» ante las recomendaciones realizadas desde Europa para que se ampliase el programa de vigilancia radiológica y se incluyese la carne de conejo con el objetivo de «mejorar la estimación de exposición a las radiaciones»,

La posición ha cambiado por lo que traslada que, en los últimos meses de 2020, se han obtenido muestras, «congeladas» en Palomares a la espera de su transporte a los laboratorios del Ciemat en Madrid para su procesamiento.

Detalla, asimismo, que para llevar a cabo este trabajo ha solicitado el «obligatorio permiso de caza» a la Junta de Andalucía y que se ha contactado con un cazador local «con arma y licencia» reglamentaria, que ha colaborado de forma «voluntaria y altruista».

ESPAÑA DEBERÁ INFORMAR ANTES DE FINALES DE 2021 SOBRE EL PLAN PARA LIMPIAR LA RADIACTIVIDAD

El próximo plazo a cumplir por España en relación a Palomares expira a finales de 2021 cuando deberá informar a la Comisión Europea de los «progresos» alcanzados respecto al plan de limpieza «definitivo» de las 40 hectáreas contaminadas por el que se debe «eliminar» el suelo contaminado para su «deposito de forma segura» en un almacenamiento «a largo plazo».

La CE recomendó hace una década que se llevase a cabo en Palomares el Plan de Rehabilitación y la limpieza de la tierra «para evitar cualquier inaceptable riesgo radiológico» en especial en las zonas 2,3 y 6 «teniendo en cuenta la muy larga vida media» de los «contaminantes» allí presentes.

Recogía que, dentro de las áreas contaminadas y según el informe realizado entonces, en algunos lugares se registraba «una exposición para miembros del público de más de 1 mSv por año, superior en ciertas zonas a 5 mSv por año».

La misión de verificación que visitó Palomares en junio de 2019 comunicó en su informe que no se ha descontaminado «ninguna» de las áreas afectadas y aludía a que las autoridades españolas tenían «toda actividad paralizada» respecto a esta situación a la espera de un «acuerdo vinculante» con EEUU.

España sostiene que para «la solución final» al «problema» del área bajo vigilancia radiológica es «primordial» el acuerdo con EEUU ya que «no tiene instalaciones para el almacenamiento final de los desechos radiactivos generados por la limpieza».

A raíz de esto, la comisión solicitó a las autoridades españolas que informasen sobre los avances en el plan de rehabilitación «final» de las áreas contaminadas con plutonio en Palomares antes del finales de 2021 y avisó de que, de acuerdo a lo que se informe, podría considera la «necesidad» de una nueva misión de verificación para medir el grado de cumplimiento de esta recomendación.

Palomares o cómo no creer a un régimen dictatorial

Tras veinte años de investigación, iniciada cuando trabajaba como corresponsal de Efe en Washington, Rafael Moreno publicó “La historia secreta de las bombas de Palomares: La verdad sobre el accidente nuclear silenciada durante 50 años” (Ed. Crítica) en la que reconstruye los hechos ocultados con una minuciosa recopilación de documentos obtenidos en los archivos estadounidenses y algunos españoles.

Leer Todo lo relacionado con las bombas de Almeria fue un montaje mediatico

Entre los legajos norteamericanos cuya desclasificación obtuvo el investigador, Moreno se topó con el acuerdo suscrito bajo el mandato de José María Aznar en 1997 que no fue hecho público y del que la prensa española “no escribió ni una sola línea“, aunque concuerda con la política española en este asunto que caracteriza como de “transparencia nula” .

Fuente: diario de Almeria

El ministro franquista se bañó en una playa simulando que era la de Palomares

Fuente diario de Almeria

Traficantes de sueños

Diario de Almería accede al informe completo del Plan de Rehabilitación de Palomares elaborado en 2010. Debía haber sido completado hace 7 años

 

En la mañana del 17 de enero de 1966 se produjo sobre Palomares (pedanía del municipio de Cuevas del Almanzora en la provincia de Almería), la colisión accidental de dos aeronaves (bombardero B-52 y avión nodriza KC-135) pertenecientes a las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos durante una operación rutinaria de repostaje en vuelo.

Los cuatro tripulantes del avión-nodriza y tres del bombardero perecieron en la explosión y sobrevivieron cuatro oficiales del bombardero. Ambas aeronaves quedaron completamente destruidas y sus restos de distintos tamaños se extendieron sobre cientos de hectáreas en el litoral y el mar de la zona, entre ellos cuatro ingenios termonucleares que se transportaban en el bombardero.

Dos de ellos cayeron sobre el cauce del río Almanzora (bomba nº 1, denominación que atiende al orden en que se localizaron las bombas) y el mar Mediterráneo (nº 4), a 9 km de la costa, sin daños apreciables ni consecuencias radiológicas, por la acción de sus paracaídas.

La bomba nº 2 impactó a gran velocidad (sus paracaídas se quemaron en la explosión) contra el suelo de un valle situado al oeste de Palomares, causando la detonación del explosivo convencional que volatilizó el Plutonio contenido en la bomba y se incendió, dispersándose en el aire y contaminando amplias extensiones de terreno incluso a cierta distancia del punto de impacto.

La bomba nº 3 impactó con menos violencia contra el suelo de una parcela muy próxima al casco urbano de Palomares y sólo detonó parte del explosivo convencional, produciéndose la fragmentación de la bomba y volatilización sin incendio de una fracción del Plutonio que contenía, lo que causó su dispersión en un área más limitada.

Seguidamente se iniciaron los trabajos de remedio sobre los materiales más contaminados (fundamentalmente suelo superficial y cosechas), empleándose más de 740 personas, de las cuales 600 fueron de las Fuerzas Aéreas Americanas, casi 100 vehículos y más de 20 máquinas pesadas. Los criterios para decidir qué material estaba contaminado fueron acordados con los técnicos de la Junta de Energía Nuclear (JEN) (actual CIEMAT) y como resultado, un volumen aproximado de 1.000 m3 de residuos radiactivos contenidos en 4.829 bidones fueron transportados por mar a Estados Unidos, donde quedaron depositados definitivamente en Savannah River Facility, en Aiken (Carolina del Sur, EEUU) el 8 de abril de 1966.

Pero en el suelo de Palomares quedaban más de 9 kilos de plutonio esparcidos en torno a los lugares donde cayeron las bombas.

Pero no fue hasta 2010 cuando el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) elaboró una propuesta preliminar del Plan de Rehabilitación de Palomares (PRP) basada en la caracterización radiológica tridimensional. Tenía un plazo de ejecución de las operaciones de rehabilitación de tres años. Han pasado 10 desde entonces, incluso con una modificación de la superficie en 2015, en un proyecto que quedaría en un cajón debido a sus carencias burocráticas, en él, la limpieza se reducía de 50.000 metros cúbicos a tan solo 28.000.

Pero hace escasos días, y tras petición de la Audiencia Nacional, el CSN tuvo que hacer público el plan completo al que ha tenido acceso Diario de Almería. En él se establecen todos los pasos de limpieza, y se agrega cuantía económica, esta se establece en torno a los 27 millones de euros, eso sí, sin contar su transporte transfronterizo, almacenamientos transitorios, si los hubiere y almacenamiento final. De acuerdo con las prioridades de actuación, los trabajos comienzan con la delimitación del área donde se va a efectuar la extracción de las tierras.

Presupuesto del Plan de Rehabilitación de 2020. / CSN

Los materiales extraídos en las zonas 2, 2-bis y 3 se transportarán hasta la planta de tratamiento en húmedo que se instalará en la zona 2, en tanto que los materiales extraídos en la zona 6 se tratarán en seco en la planta que se instale en esta zona. En la salida de cada uno de los productos separados de acuerdo con su tamaño de grano se dispondrá un sistema de medida de radiaciones que permita determinar con suficiente fiabilidad la concentración de actividad de 241Am en el material, actuando sobre un sistema de segregación que separará las tierras convencionales de las tierras contaminadas con niveles superiores al criterio de restricción parcial de uso establecidos por el CSN.

Las tierras tratadas con concentraciones de actividad de 241Am > 1 Bq/g se considerarán tierras afectadas y el sistema de segregación los depositará en contenedores de 1 m3 de capacidad adecuados para su transporte.

Una vez completada su capacidad de carga, cada contenedor se cerrará. La actividad total en cada contenedor se determinará a partir de los datos registrados en el sistema de medida en continuo y servirá para documentar su contenido. Seguidamente, los contenedores completos con tierras tratadas de las zonas 2, 2-bis y 3 se trasladarán a un almacén temporal construido en la zona 2 donde se clasificarán por su procedencia y actividad contenida. Los contenedores que contengan tierras afectadas de la zona 6 se gestionarán directamente desde la misma sin pasar por el almacén de la zona 2.

Los contenedores que contengan mayor actividad y en particular todos los que contengan una concentración de actividad de 241Am > 5 Bq/g, serán considerados como residuos radiactivos y serán expedidos en transporte ADR en un plazo no superior a dos semanas desde su ubicación en el almacén temporal de la zona 2 o en la zona 6.

Al finalizar la intervención se efectuará un control radiológico final con objeto de verificar la consecución de los objetivos y establecer, si fuera el caso, los condicionados de uso de los terrenos bajo un escenario recreativo.

La extracción de las tierras se realizará con excavadoras de palas pequeñas, del orden de 1 m3 de capacidad, que permitirán ajustar los volúmenes excavados a los previstos. La maquinaria para el transporte desde la zona de extracción hasta la instalación de tratamiento deberá estar provista de volquetes cubiertos, de 10 m3 para facilitar su maniobra.

Aparte de estos medios mecánicos también se prevé la extracción con medios basados en la aspiración del suelo en las parcelas de difícil acceso que hayan permanecido inalteradas desde 1966 donde la contaminación se presenta en los primeros cm de suelo

El material extraído se transportará hasta la zona de carga de las plantas de tratamiento donde se procesará inmediatamente. Una vez extraído todo el material previsto en el área, se procederá a una inspección radiológica de los terrenos superficiales (suelo y paredes laterales) que certifique que se ha alcanzado el objetivo de la intervención. Si no es así, se indicarán las partes por donde debe proseguirse la excavación hasta lograrlo. La maquinaria no debe salir de la zona de intervención hasta finalizar los trabajos en la misma.

La segregación de las tierras procesadas se efectuará con ayuda de equipos de medida de la concentración de actividad de 241Am que funcionarán en continuo durante los procesos de producción y sin comprometer sus rendimientos.

Una vez lleno cada contenedor con tierras afectadas, se cerrará de modo que se evite la dispersión de su contenido, se anotarán sus datos de documentación (en particular la concentración de actividad contenida), y se trasladarán al almacén temporal de contenedores llenos de la Zona 2. Los contenedores llenos de tierras afectadas en la Zona 6 se trasladarán mediante transporte ADR al almacén temporal de la Zona 2.

La carga de los contenedores de residuos radiactivos en los camiones se efectuará desde el muelle construido a tal efecto en la zona 2 con ayuda de palés y toros mecánicos. Los camiones deberán tener una capacidad mínima de 15 m3 que le permita alojar entre 10 y 12 contenedores. Considerando de nuevo que se espera producir diariamente entre 20 y 40 contenedores de residuos radiactivos, se estima que se precisarán entre 20 y 30 transportes pesados ADR cada semana.

Una vez concluida la extracción de las tierras en un área de actuación, verificados que los niveles de contaminación remanentes en todas las superficies producidas están por debajo de los criterios establecidos yrecogidas las muestras de suelo para acreditar el estado en que se deja esa actuación en particular, se autorizará el relleno de la zanja preferentemente con los residuos convencionales generados en el tratamiento de tierras de la misma parcela y que se habrán depositado en el parque limpio de la zona 2.En el caso que los datos obtenidos de las medidas no puedan asegurar el límite de dosis para los miembros de público, se contemplará la posibilidad de nuevas actuaciones sobre el terreno, y se establecerán restricciones de uso o controles administrativos necesarios en esas zonas para garantizar el cumplimiento de los límites de dosis a miembros de público. Una vez finalizada la intervención en cada una de las zonas se realizará un control radiológico final que se basará en las medidas efectuadas en las excavaciones practicadas para verificar los niveles radiológicos que se dejan y en el análisis de las muestras de tierras recogidas en esta verificación.

Tres riesgos de radiación al que deberán hacer frente los ‘limpiadores’ del terreno

  • Durante el desarrollo de las actividades previstas en el PRP existirán diversos riesgos radiológicos: Contaminación interna, debido a la resuspensión de partículas en el aire; contaminación superficial, debido al depósito de partículas en la piel de las personas; Irradiación externa, debido a la tasa de dosis producida por la actividad en la superficie de los terrenos. El riesgo de contaminación interna es con diferencia el más importante y se reducirá en lo posible mediante la adecuada planificación y ejecución de las tareas de modo que se evite la producción de polvo, controlando continuamente la concentración de actividad en aire y, en caso necesario, dotando a los trabajadores expuestos de la protección respiratoria que sea adecuada. Se evitará la dispersión de la contaminación fuera de las áreas de trabajo, para lo cual se dispondrá si es preciso de recintos cerrados que impidan la salida de la contaminación.
  • El riesgo de contaminación externa se controlará en los accesos a las zonas de trabajo mediante monitores adecuados y estableciendo protocolos de limpieza superficial que aseguren que las personas, ropas y enseres no presenten contaminaciones superficiales superiores a los niveles establecidos. El riesgo de irradiación externa es muy bajo incluso en las áreas con mayor contaminación superficial. No obstante, será controlado continuamente durante las operaciones mediante monitores de radiación y mensualmente mediante dosímetros personales oficiales.

Las exposiciones eventualmente recibidas por los trabajadores expuestos serán controladas mediante controles de dosimetría externa e interna efectuados por laboratorios de dosimetría debidamente acreditados ante el CSN.

Fuente:  diario de Almeria

Apagado el incendio en la zona de exclusión de Chernóbil

Ya no hay picos de radiación, como hace días cuando la Inspección Ecológica de Ucrania detectó un aumento de la radiación 16,5 veces superior a la norma

Las autoridades ucranianas han dado por extinguido este martes el incendio forestal que desde hacía más de una semana estaba arrasando el área de exclusión en torno a la antigua central nuclear de Chernóbil. ”No hay ningún fuego en activo. Hay solo algo de fuego lento en el suelo”, ha explicado en un comunicado el Servicio de Emergencias de Ucrania, precisando que más de 400 bomberos están trabajando en la zona para completar la extinción, a la que ha contribuido la reciente lluvia caída en la zona.

Cientos de bomberos llevaban diez días enfrentándose en plena pandemia de coronavirus , con mangueras, aviones y helicópteros, a los incendios en la zona de exclusión de Chernóbil, al norte del país, escenario del ­peor accidente nuclear de la historia. Ya no hay picos de radiación, como se detectó hace días, pero las llamas se han llegado a acercar a los edificios de la antigua central nuclear.

Los equipos de extinción luchaban ayer para controlar los incendios forestales alrededor de la planta. El fuego se acercó a un almacén de basura nuclear, aseguró en Facebook Yaroslav Emelianenko, miembro de la Agencia Estatal para la Administración de la Zona de Exclusión.

Ayer, el fuego se acercó a un almacén de basura nuclear

El pasado 4 de abril se declararon varios incendios en esta área de 2.600 kilómetros cuadrados que se aisló en 1986 tras el peor accidente nuclear de la historia. Dos días después el fuego parecía controlado. Pero los restos del incendio se avivaron y desde entonces mantienen en vilo esa región. La Inspección Ecológica de Ucrania detectó el primer día un aumento de la radiación 16,5 veces superior a la norma. Ayer los servicios de emergencia aseguraron que la radiación ya no constituía un peligro y que era la habitual, tanto en esa zona como en la capital del país, Kíev, a unos cien kilómetros al sur de Chernóbil.

Según la agencia Unián, lo peor se vivió el pasado domingo, cuando el viento arrastraba las llamas en dirección a la central. El portal Liga.net informaba ayer de que estas se encontraban a tres kilómetros de distancia.

Los incendios forestales suelen ser frecuentes en esta zona, donde no hay actividad humana desde hace 34 años. Pero el actual ha arrasado viejos cementerios, bosques, pantanos y al menos 12 antiguas aldeas.

La catástrofe nuclear de Chernóbil ocurrió el 26 de abril de 1986, cuando se produjo una explosión en su reactor número 4. Desde entones, la zona de exclusión es una zona cerrada al ser humano, salvo unos 180 lugareños que nunca se fueron y el personal técnico que durante años fue desmantelando la central nuclear (cerrada definitivamente en el año 2000), y el que hoy se encarga vigilar el lugar y el sarcófago que protege al mundo de la radiación que queda en el antiguo núcleo del reactor.

Fuente: lavanguardia

Varios incendios en la zona de exclusión de Chernóbil aumentan la radiación 16 veces por encima de lo normal

Más de 400 bomberos ucranios continúan luchando este lunes contra un gran incendio forestal incontrolado alrededor de la zona de exclusión de la central de Chernobyl, que en 1986 sufrió el peor desastre nuclear de la historia.

Los fuegos se iniciaron hace varios días y ya han arrasado más de 3.000 hectáreas en el interior del perímetro, aunque las autoridades se han apresurado a tranquililizar a la población mientras que algunas ONGs internacionales aseguran que el incendio está peligrosamente cerca de la planta y los niveles de radiación han aumentado.

«La planta de energía nuclear de Chernobyl, los sitios de almacenamiento de desechos radiactivos y otras infraestructuras cruciales de la zona de exclusión no están en peligro», ha asegurado Volodymyr Demtchouk, un alto funcionario de los servicios de emergencia de Ucrania, en un video publicado este lunes en Facebook. Demtchouk agregó que la tarea principal de los bomberos era localizar las áreas de incendio y limitar su propagación.

Ucrania ha movilizado varios helicópteros para extinguir el incendio que arrancó el pasado 4 de abril y se ha mantenido por los fuertes vientos. En base a imágenes por satélite, Greenpeace asegura que el incendio está a solo «aproximadamente 1,5 kilómetros» del arco que cubre el reactor que explotó por accidente en abril de 1986.

Un incendio «gigantesco» e «impredecible»

Durante varios días, las autoridades ucranianas no han proporcionado estimaciones recientes sobre el tamaño del incendio aunque según Sergiy Zibtsev, director del Centro Regional de Monitoreo de Incendios en Europa del Este, con sede en Kiev y vinculado a un programa de las Naciones Unidas, el incendio es «gigantesco» e «impredecible». «En el oeste de la zona de exclusión, ya ha cubierto 20,000 hectáreas según nuestras estimaciones», señaló a la AFP.

El director de una asociación que organiza visitas guiadas a la zona de exclusión, Yaroslav Yemelianenko, ha afirmado en Facebook que el incendio había llegado al pueblo fantasma de Pripyat, que había sido evacuado después del desastre.

Por su parte, el Viceministro del Interior de Ucrania, Anton Gerachtchenko, indicó en redes sociales que los sitios de almacenamiento de desechos radiactivos son «completamente seguros».

Las autoridades ucranianas han desmentido que el incendio haya aumentado el nivel de radiactividad. Sin embargo, después de que comenzó el desastre, el jefe interino de la inspección ecológica del gobierno, Iegor Firsov, dijo que los niveles de radiación en el epicentro del incendio estaban muy por encima de los estándares aunque luego se retractó.

El incendio fue supuestamente provocado por un joven residente que vive cerca del área de Chernobyl, que se enfrenta hasta cinco años de prisión por «destruir la vegetación». El joven de 27 años dijo que prendió fuego a la hierba «por diversión», dijo la policía.

Uno de los reactores en la planta de Chernobyl explotó el 26 de abril de 1986 contaminando, según algunas estimaciones, hasta tres cuartos de Europa. El área dentro de un radio de 30 kilómetros alrededor de la central eléctrica dañada ha sido abandonada en gran medida desde entonces.
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Fuente : www.rtve.es

Los materiales para el almacenamiento de residuos nucleares no son tan seguros como se pensaba

Los materiales que los Estados Unidos y otros países planean usar para almacenar desechos nucleares de alto nivel probablemente se degradarán más rápido de lo que nadie sabía anteriormente debido a la forma en que interactúan esos materiales.

Una investigación publicada en la revista Nature Materials, muestra que la corrosión de los materiales de almacenamiento de desechos nucleares se acelera debido a los cambios en la química de la solución de desechos nucleares, y por la forma en que los materiales interactúan entre sí.

“Esto indica que los modelos actuales pueden no ser suficientes para mantener estos desechos almacenados de manera segura”, dijo Xiaolei Guo, autor principal del estudio y subdirector del Centro de Desempeño y Diseño de Formularios y Contenedores de Desechos Nucleares del Estado de Ohio. “Y muestra que necesitamos desarrollar un nuevo modelo para almacenar desechos nucleares”.

La investigación del equipo se centró en el almacenamiento de materiales para desechos nucleares de alto nivel, principalmente desechos de defensa, el legado de la producción de armas nucleares en el pasado. El desecho es altamente radiactivo. Mientras que algunos tipos de desechos tienen una vida media de aproximadamente 30 años, otros, por ejemplo, el plutonio, tienen una vida media que puede ser de decenas de miles de años. La vida media de un elemento radiactivo es el tiempo necesario para que la mitad del material se descomponga.

Estados Unidos actualmente no tiene un sitio de disposición para esos desechos; Según la Oficina de Responsabilidad General de los Estados Unidos, generalmente se almacena cerca de las plantas donde se produce. Se ha propuesto un sitio permanente para Yucca Mountain en Nevada, aunque los planes se han estancado. Países de todo el mundo han debatido la mejor manera de lidiar con los desechos nucleares; solo uno, Finlandia, ha comenzado la construcción de un depósito a largo plazo para residuos nucleares de alto nivel.

Pero el plan a largo plazo para la eliminación y el almacenamiento de desechos de defensa de alto nivel en todo el mundo es prácticamente el mismo. Implica mezclar los desechos nucleares con otros materiales para formar vidrio o cerámica, y luego encerrar esos pedazos de vidrio o cerámica, ahora radioactivos, dentro de botes metálicos. Los botes serían enterrados bajo tierra en un depósito para aislarlo.

En este estudio, los investigadores encontraron que cuando se exponen a un ambiente acuoso, el vidrio y la cerámica interactúan con el acero inoxidable para acelerar la corrosión, especialmente de los materiales de vidrio y cerámica que contienen desechos nucleares.

El estudio midió cualitativamente la diferencia entre la corrosión acelerada y la corrosión natural de los materiales de almacenamiento. Guo lo llamó “severo”.

“En el escenario de la vida real, las formas de desechos de vidrio o cerámica estarían en contacto cercano con botes de acero inoxidable. En condiciones específicas, la corrosión del acero inoxidable se volverá loca”, dijo. “Crea un ambiente súper agresivo que puede corroer los materiales circundantes”.

Para analizar la corrosión, el equipo de investigación presionó “formas de desechos” de vidrio o cerámica, las formas en que se encapsulan los desechos nucleares, contra el acero inoxidable y los sumergió en soluciones durante hasta 30 días, en condiciones que simulan las de la montaña Yucca, el repositorio de residuos nucleares propuesto.

Esos experimentos mostraron que cuando el vidrio y el acero inoxidable se presionaron entre sí, la corrosión del acero inoxidable fue “severa” y “localizada”, según el estudio. Los investigadores también notaron grietas y corrosión mejorada en las partes del vidrio que habían estado en contacto con el acero inoxidable.

Parte del problema radica en la tabla periódica. El acero inoxidable está hecho principalmente de hierro mezclado con otros elementos, incluidos el níquel y el cromo. El hierro tiene una afinidad química por el silicio, que es un elemento clave del vidrio.

Los experimentos también mostraron que cuando las cerámicas, otro soporte potencial para los desechos nucleares, se presionaron contra el acero inoxidable en condiciones que imitaban a las que se encuentran debajo de la montaña Yucca, tanto la cerámica como el acero inoxidable se corroyeron de una manera “severamente localizada”.

Referencia: Xiaolei Guo, Stephane Gin, Penghui Lei, Tiankai Yao, Hongshen Liu, Daniel K. Schreiber, Dien Ngo, Gopal Viswanathan, Tianshu Li, Seong H. Kim, John D. Vienna, Joseph V. Ryan, Jincheng Du, Jie Lian, Gerald S. Frankel. Self-accelerated corrosion of nuclear waste forms at material interfacesNature Materials, 2020; DOI: 10.1038/s41563-019-0579-x

Fuente:  alcanzandoelconocimiento.com

Así se «entierran» los residuos radiactivos: cómo son los cementerios nucleares por dentro

Nadie los quiere, pero son necesarios para mantener este sistema demencial. Los cementerios nucleares son aquellos refugios donde almacenar y guardar residuos radiactivos, aquellos compuestos que por su naturaleza o por haber estado expuestos a una alta radiación siguen siendo peligrosos durante una gran cantidad de años. ¿Qué hacer entonces con estos residuos radiactivos? Esconderlos y guardarlos, bien hasta que se desintegren o hasta que se encuentre una mejor solución.

Los distintos cementerios nucleares se dividen en distintas categoría, en función de sus niveles de radiactividad. Y es que dentro de esos bidones amarillos que todos solemos relacionar con la energía nuclear, puede haber desde material relacionado con la fisión como uranio o plutonio, pero también cualquier material contaminado, sea ropa, ordenadores o simplemente agua.

Qué se hace con los residuos radiactivos para que no contaminen

     Mapa de un cementerio nuclear de bajo nivel.

Algunos residuos de baja y media actividad, como la ropa y las herramientas utilizadas en el mantenimiento de las centrales, se diluyen y eliminan con el tiempo. Otros son sometidos a tratamientos para intentar separar los elementos radiactivos. El resto se introducen en bidones de acero y se solidifican con alquitrán o cemento para ser almacenados hasta que el periodo radiactivo finaliza. Habitualmente menos de 30 años.

Sin embargo también hay residuos de alta actividad, normalmente aquellos generados con el combustible gastado. En este caso se intentan almacenar en la propia central hasta ser transportados en contenedores de metal resistentes a la corrosión. Es aquí donde entran los cementerios nucleares, que no dejan de ser refugios aislados donde guardar estos desechos.

Podemos diferenciar los cementerios nucleares en dos tipos: los temporales, ubicados en almacenes e instalaciones y los que se conocen como repositorios geológicos profundos, ubicados en zonas estables, aisladas de terremotos y lejos de la superficie. Auténticas galerías selladas para que estos residuos no estén en contacto con el hombre.

El Cabril, el único cementerio nuclear en España

Contenedores de hormigón fabricados a prueba de terremotos. Imagen de Xataka Ciencia.

El único cementerio nuclear español está preparado para materiales de baja y media actividad. Se trata de El Cabril, ubicado en Hornachuelos. El contenido es básicamente bidones de las centrales nucleares, con un tercio de material radiactivo y dos tercios de cemento. Todo este material se ubica en el complejo, que anteriormente era una vieja mina de uranio.

Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos) es la encargada de su funcionamiento. El Cabril dispone además de oficinas, laboratorios, una incineradora, una piscina de agua y un depósito ciego para posibles filtraciones. Se trata de un centro muy preparado, pero hoy en día está cerca del máximo de su capacidad.

Sin embargo hay bastante polémica con la ampliación del recinto. «El cementerio nuclear del Cabril nunca debería haberse construido porque está en el sur de la Península Ibérica. Está muy alejado de la mayoría de instalaciones nucleares y radiactivas», afirma Paco Castejón, ingeniero y portavoz de Ecologistas en Acción. En su lugar, desde finales de 2011 se eligió el municipio de Villar de Cañas para albergar un nuevo ATC (Almacén Temporal Centralizado). Sin embargo las reticencias de la población y la poca determinación del Gobierno ha provocado que se estén barajando otras opciones.

 Interior de celda de almacenamiento. Imagen de Enresa.

La zona de almacenamiento de residuos está formada por dos plataformas: la zona norte con 16 celdas y la sur con 12. Estas celdas se alinean en dos plataformas con sendos pasillos interiores. Los camiones que contienen los desechos se detienen a la entrada y con un sistema de grúas se colocan los residuos encima de cada celda.

Una vez completas, cada celda es capaz de almacenar 320 contenedores, se recubren de hormigón. Y una vez se complete el conjunto, se recubrirá de una capa de material impermeable de dos metros de grosor. El resultado final acabará siendo una pequeña colina sobre la que se plantará vegetación.

Un profundo cementerio nuclear para los residuos militares de los EE.UU

Poco o nada tiene que ver el diseño de WIPP, la Planta Piloto para Aislamiento de Residuos que el departamento de energía de los EE.UU construyó a 32 kilómetros de Carlsbad, Nuevo México. Tras el cierre del cementerio de Yucca Mountain, estamos ante uno de los mayores cementerios nucleares y un perfecto ejemplo de lo que supone un repositorio geológico profundo.

WIPP, en Nuevo México, ha sido construido sobre un terreno estable durante los últimos 200 millones de años.

Se trata de un complejo de galerías ubicado en un terreno salino y entre 500 y 1000 metros de profundidad, en una zona que geológicamente se ha mantenido estable durante mucho tiempo. El repositorio comenzó a recibir desechos en 1999 y se prevé que continúe recibiendo residuos hasta 2070.

Esta solución, la de almacenar los residuos en profundas galerías, constituye la solución más segura para el ser humano, ya que se aprovecha la estabilidad de las formaciones geológicas. Porque dentro de mucho tiempo la instalación puede dejar de funcionar, pero los residuos seguirían bien almacenados sin poner en peligro al exterior.

Otros cementerios nucleares por todo el mundo

 Contenedores en las instalaciones de Zwilag, en Würenlingen (Suiza).

Países como Francia o Bélgica poseen también sus propios cementerios nucleares, en este caso almacenes temporales para mantener aislados los residuos hasta 300 años. También Suiza cuenta con su almacén, ubicado en Würenlingen y construido en 2004 para guardar residuos de bajo y medio nivel, como en el caso de España. A diferencia de El Cabril, la de Suiza es bastante más grande y tiene espacio para hasta 200 celdas.

Finlandia también tiene su cementerio nuclear, en este caso uno para residuos de gran actividad. Se trata de la construcción de Onkalo, cueva en finés, una galería a la que se accede a través de un túnel de 420 metros de profundidad. Hasta 1996, en Finlandia se enviaba a Rusia el material radiactivo, seguidamente se utilizaron dos almacenes temporales, pero a partir de 2020 se enviará a Onkalo, situado en la península de Olkiluoto. Y allí deberían quedarse durante 100.000 años.

 Entrada al túnel de acceso del cementerio de residuos, en Finlandia. Imagen de Posiva Ltd.

La antigüedad de la cueva es su principal arma. Se trata de una de las formaciones geológicas más antiguas de Europa, un lecho de roca, rodeada de arcilla de bentonita dentro de un pozo perforado en granito. Una barrera natural resistente al agua y que no reacciona a las oscilaciones de temperatura. El coste total estimado de la instalación es de 3.000 millones de euros.

Fuente: Xataka

EE.UU.: Una planta de combustible nuclear almacenó basura radiactiva en un contenedor oxidado con fugas

Los niveles de uranio en un punto del suelo bajo un recipiente son casi el doble de la norma permitida de seguridad.

Como comenta un lector, de la gestión de los resuduos nucleares no veremos una serie de HBO o Netflix.

Un contenedor de transporte oxidado lleno de basura contaminada con uranio filtraba residuos en el suelo de la planta de combustible nuclear de Westinghouse (Carolina del Sur, EE.UU.), según han podido saber las autoridades de control sanitario y ambiental, informaron este viernes medios locales.

Los niveles de uranio en un punto del suelo bajo el contenedor en cuestión son casi el doble de la norma de seguridad permitida, según lo comunicó el Departamento de Salud y Control Ambiental de Carolina del Sur (SC DHEC, por sus siglas en inglés). El organismo culpó de la situación al protocolo de almacenamiento de residuos de la instalación para la contaminación.

La lluvia entró por un agujero que presentaba el techo de 12 metros del contenedor, mojando barriles llenos de basura radioactiva que se guardaban dentro. Finalmente, el agua contaminada de uranio goteó en el suelo de las instalaciones.

«No debemos permitir que existan estas condiciones en nuestro sitio», dijo Mike Annacone, gerente de la planta. Asimismo, aseguró que el incidente ocurrió a causa de «una serie de problemas» por permitir que se acumularan decenas de contenedores llenos de basura contaminada de uranio. Annacone también recordó que los contenedores de la planta son viejos y están oxidados, por lo que prometió procesar el material restante y probar el suelo debajo de cada contenedor para detectar la contaminación a medida que los van vaciando.

Esta no es la primera vez que se detectan problemas en esta planta de combustible nuclear. En 2008 y en 2011 se registraron filtraciones de uranio que contaminaron el agua subterránea debajo de las instalaciones, algo de lo que no se informó a las autoridades, por lo que los lugareños temen que el problema se extienda. Asimismo, en 2018 se descubrió que la planta presentaba fugas de uranio que se filtraba por un agujero en el suelo, mientras que el mes pasado un bidón lleno de desechos radiactivos explotó y se incendió. La Comisión Reguladora Nuclear de EE.UU. (NRC, por sus siglas en inglés) investiga las instalaciones de Westinghouse por estos incidentes.

Fuente: RT

El informe más demoledor contra la energía nuclear: ni es limpia ni económicamente viable

Un estudio del instituto de investigación económica DIW Berlin afirma que la inversión en una nueva planta de energía nuclear de 1GW conduce a pérdidas medias de aproximadamente 4.800 millones de euros. Además, argumenta que las peligrosas emisiones de radioactividad de la tecnología y los riesgos de proliferación de material armamentístico y la liberación de radiación, como los accidentes en Harrisburg (1977), Chernobyl (1986) y Fukushima (2011) muestran, no la califican como una solución de energía «limpia» a tener en cuenta a la hora de hacer frente al cambio climático. Aun así, los gobiernos están incorporando la tecnología en sus planes de energía limpia en todo el mundo.

«El mito de la energía nuclear como una alternativa respetuosa con el clima a las fuentes de energía fósiles se derrumba por completo», dice Christian von Hirschhausen, coautor del estudio. Numerosos estudios científicos ya han demostrado que ninguna de las más de 600 centrales nucleares construidas hasta la fecha en el mundo ha sido competitiva: han funcionado y continuarán operando durante muchos años solo porque los gobiernos las han subsidiado de forma generalizada.

Los analistas de DIW Berlín han realizado un estudio de las 674 plantas nucleares que se han construido para demostrar que los intereses económicos privados no fueron el motivo, sino que fueron impulsados por intereses militares. “La energía nuclear nunca fue diseñada para la generación de electricidad comercial; estaba dirigido a las armas nucleares. Es por eso que la electricidad nuclear ha sido y seguirá siendo antieconómica», dice Von Hirschhausen.

La rentabilidad de las inversiones en centrales nucleares se determinó mediante un modelo de negocio que se basa en una variedad de factores que incluyen el costo mayorista de la electricidad (20-80 euros / MWh), los costos específicos de inversión (4.000-9.000 euros / kW) y el costo promedio ponderado del capital (4-10%). Y la conclusión es que cada central nuclear construida hoy tiene un valor actual neto negativo, y genera una pérdida media de 4.800 millones de euros. “Bajo ninguna circunstancia realista, una central nuclear puede mostrar un valor presente neto positivo, en el mejor de los casos, una pérdida de 1.500 millones de euros, y en el peor, la pérdida ascendería a los 8.900 millones”, dice el informe.

El estudio señala que es probable que las pocas inversiones actuales en centrales nucleares en Europa y países de la OCDE produzcan pérdidas de decenas de miles de millones en un  futuro.

El costo de la central nuclear Olkiluoto-3 en Finlandia aumentó de una estimación inicial de 3.000 millones de euros (1995) a más de 11.000 millones de euros. Esto corresponde, a partir de 2018, a unos 7200 euros por kW (ver gráfico a continuación).

En Francia, después de aumentos importantes de los costos e informes periódicos sobre la falta de seguridad del reactor, se cuestiona todo el programa de expansión nuclear de Electricité de France (EdF). Además, las altas deudas del grupo (más de 40.000 millones de euros) deberían llevar a una completa nacionalización si se quiere evitar la quiebra.

De los dos proyectos de inversión en los EEUU, uno fue abandonado después de doblar el costo (UC Summers, Virginia). En el otro (Vogtle, Georgia), el costo aumentó de los 14.000 millones iniciales, equivalentes a aproximadamente 6.200 $ el kW, a una cantidad  estimada de 29.000 millones en 2013, equivalente a aproximadamente 9.400 $ por kW en 2013.

“No va a ser rentable invertir en energía nuclear en el futuro, ni en nuevas centrales nucleares ni en la extensión de las existentes. Teniendo en cuenta que la energía nuclear es absolutamente insegura, el mito de la alternativa amigable con el clima a los combustibles fósiles está completamente agotado en sí mismo», dice Von Hirschhausen.

En cuanto a la extensión de la vida de las centrales nucleares, el informe es claro: “En todo el mundo, se discute la extensión de la madurez de los reactores antiguos de 40 a 50 o hasta 80 años. Dado que las plantas de energía nuclear están diseñadas para un tiempo de funcionamiento de 30 o 40 años, esto conlleva una considerable tensión y fatiga del material, y por lo tanto aumenta considerablemente el riesgo de accidentes”. Como ejemplos, DWI señala como reactores problemáticos Tihange (Bélgica) y Fessenheim (Francia), y la central nuclear de Dukovany en Eslovaquia, ubicada a 100 kilómetros al norte de Viena, también es motivo de preocupación.

Yendo más allá de la falta de sostenibilidad económica´y los riesgos que entraña, el informe continúa socavando aún más los debates y políticas internacionales que apoyan la energía nuclear como parte de las estrategias de acción climática. » La energía nuclear no es de ninguna manera limpia. Su radioactividad pondrá en peligro a los humanos y al mundo natural durante más de un millón de años «, añade Von Hirschhausen.

La energía nuclear, según dice el informe, no es de ninguna manera una tecnología libre de CO2 que tenga en cuenta el ciclo de vida completo (construcción, operación, desmantelamiento, extracción de uranio, producción de combustible). Un metaestudio estima una media de emisiones de gases de efecto invernadero de las centrales nucleares de 66 gramos de CO2 equivalente por kWh. Esto equivale a aproximadamente el 20% de las emisiones de una central eléctrica de gas.

El informe llama la atención a la Agencia Internacional de Energía por sugerir recientemente que la energía nuclear es un sistema de energía limpia y por alentar los subsidios a la tecnología y sus proveedores. Las políticas y los marcos en todo el mundo han incorporado la energía nuclear al mix de generación futura de energía. El Paquete de Energía Limpia de la UE, construido para respaldar la protección del clima, contiene extensiones de vida útil para varias plantas nucleares y también recomienda la construcción de más de 100 plantas nuevas antes de 2050.

«La idea de combatir el cambio climático con la energía nuclear no es nueva, pero mostramos lo equivocada y engañosa que es», explica la experta en energía y autora del estudio, Claudia Kemfert. «También debemos tener en cuenta que las facturas comerciales que hemos tomado también están causando costos horrendos a cargo de la comunidad, por ejemplo, para almacenar desechos nucleares».

Fuente: periodicodelaenergia

La demolición de edificios de la central de Zorita comenzarán en el segundo semestre

Zorita con su residuos de alta intensidad

Enresa ha calculado que a lo largo del proyecto de desmantelamiento de la central ‘José Cabrera’ se gestionarán alrededor de 104.000 toneladas de materiales, de los cuáles entre un 5 % y un 10 % serán catalogados como residuos radiactivos

La Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) empezará la demolición de los principales edificios de la central nuclear «José Cabrera», en Almonacid de Zorita (Guadalajara), en el segundo semestre del año.

El subdelegado del Gobierno en Guadalajara, Ángel Canales, acompañado por personal de la Unidad de Protección Civil de la Subdelegación, ha visitado la nuclear que se encuentra en la última fase de desmantelamiento.

Se trata del primer desmantelamiento completo de una planta atómica en España, la primera que entró en operación, en 1968, y que puso fin a su actividad en 2006, tras 38 años de funcionamiento.

El subdelegado ha comprobado los trabajos desarrollados por Enresa, que superan el 85 % de lo programado, ha explicado el director de la instalación, Manuel Ondaro, quien ha confirmado que ya están desmantelados todos los sistemas operativos que estuvieron en funcionamiento durante el periodo de actividad de la central.

Durante este segundo semestre del año va a empezar la demolición de los principales edificios, entre ellos el edificio de contención del reactor, rematado por una cúpula roja que lo convierte en uno de los más característicos de la instalación, unos trabajos que se prolongarán hasta finales de 2020.

El subdelegado ha recorrido las diferentes instalaciones que forman parte de la planta nuclear -reactor, edificio auxiliar de desmantelamiento, almacenes de residuos de baja y media actividad y Almacén Temporal Centralizado (ATI)- y de conocer el proceso de gestión de los residuos generados por el desmantelamiento.

En este sentido, Enresa ha calculado que a lo largo del proyecto de desmantelamiento de la central «José Cabrera» se gestionarán alrededor de 104.000 toneladas de materiales, de los cuáles entre un 5 % y un 10 % serán catalogados como residuos radiactivos.

Fuente: eldiario.es

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