Instalarán una planta solar en sustitución de una central nuclear.

El Duane Arnold Energy Center, en el este de Iowa, una central nuclear ya inactiva, se convertirá pronto en un parque solar de 690 megavatios. El nuevo parque solar más el almacenamiento producirán más energía que la que generaba la central nuclear de 615 megavatios de una sola unidad, que alimentaba a más de 600.000 hogares.

El propietario, NextEra Energy, de Florida, construirá la granja solar a lo largo de 3.500 acres (14 km2) en y cerca de Duane Arnold, en el condado de Linn. NextEra también tiene previsto incluir hasta 60 megavatios de baterías acopladas a la corriente alterna para el almacenamiento de energía.

Se espera que el proyecto represente una inversión de 700 millones de dólares, 41,6 millones de dólares en ingresos fiscales y unos 300 puestos de trabajo en la construcción.

La empresa NextEra negociará los contratos de arrendamiento con los propietarios de los terrenos en el verano de 2021 y comenzará la construcción en el invierno de 2022. La empresa pretende tener el parque solar en línea a finales de 2023.

NextEra Energy Resources tiene actualmente participaciones en 3.160 megavatios de proyectos solares en funcionamiento que representan instalaciones solares de escala universal en 27 estados de EE.UU. y una en España, así como múltiples proyectos solares de pequeña escala (generación distribuida).

El proceso de desmantelamiento nuclear

El diario The Gazette de Cedar Rapids informa sobre los antecedentes del complejo Duane Arnold y los motivos por los que se cerró la central nuclear:

En un artículo de 2019, un director de la planta de Duane Arnold dijo a Gazette que la instalación, que empleaba a casi 600 personas, ya no encajaba en la cartera de energía de Iowa que cada vez consiste más en la eólica y la solar.

Se suponía que la instalación -la única planta de energía nuclear de Iowa, que comenzó a funcionar hace 45 años- sería desmantelada a finales de octubre de 2020.

Pero los «extensos» daños sufridos en la instalación a causa de una fuerte tormenta ocurrida el 10 de agosto de 2020 obligaron a NextEra a cerrarla antes de tiempo.

Sierra Club explica el proceso de desmantelamiento de la planta nuclear de Duane Arnold aquí, pero la conclusión es que tardará 60 años (y los residuos nucleares son, por supuesto, radiactivos durante miles de años):

Después de 60 años, la central se derribará, los materiales nucleares se transportarán a una instalación central de almacenamiento si se construye una para entonces, se limpiará cualquier contaminación y el terreno estará disponible para su reutilización.

La energía eólica es actualmente la mayor fuente de electricidad en Iowa, con más del 40% de la electricidad en el estado.

Noticia tomada de: Electrek / Traducción libre del inglés por World Energy Trade

Fuente: worldenergytrade.com

El Ministerio para la Transición Ecológica ha aprobado la orden que extiende la autorización para la explotación.

El Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) ha aprobado la orden que extiende la autorización de explotación de la central nuclear de Cofrentes. Asimismo, ha establecido su cierre definitivo el 30 de noviembre de 2030.


Según explica MITECO: “La decisión se adopta en línea con el Protocolo que establece el calendario de cese de explotación ordenado de las centrales nucleares en funcionamiento”. Y, además, en línea con el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima.

Asimismo, añade el ministerio, la decisión se ha tomado tras recibir un informe favorable del Consejo de Seguridad Nuclear.

La central de Cofrentes

El cierre de la central nuclear, según explicábamos hace un año, estaba previsto para 2021. La central se ha visto envuelta en diferentes polémicas, de las que muchas han tenido relación con los residuos radioactivos. A ese aspecto, también hacíamos referencia.

En 2019, el Gobierno autorizó la construcción de un Almacén Temporal Individualizado, lo que hizo que pensáramos en una ampliación de su funcionamiento, como ha sido finalmente. Para las organizaciones ecologistas, la prórroga de la actividad va a dar una vida útil a la central de 47 años. Es decir, un periodo de vida más largo que el de los componentes de origen que operan en la central.

En 2017, los grupos parlamentarios de los grupos Socialista, Compromís y Podemos, presentaron una Proposición no de Ley en las Cortes Valencianas. Pedían que no se extendiera el periodo de funcionamiento más allá del 2021 y que se procediera a su desmantelamiento.

En ese momento, el Clúster de Energía de la Comunidad Valenciana advertía mediante un comunicado que Cofrentes: “Proporciona más de la tercera parte de la energía eléctrica que se consume en la región”. En consecuencia, añadían, que su cierre iba a tener  consecuencias muy negativas para el suministro. Entonces, era imposible llegar a sustituir la energía nuclear por renovable para cubrir las necesidades.

La Comunitat Valenciana sigue avanzando en la instalación de renovables, pero aún requiere tiempo.

Extensión de la explotación

Finalmente, el MITECO ha informado de la prórroga de la explotación de Cofrentes. En un comunicado explica que la decisión está en línea con el Protocolo que establece el calendario de cese de explotación ordenado de las centrales nucleares en funcionamiento. Y según lo recogido en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030. En él se contempla el cierre ordenado en el horizonte 2027-2035.

La renovación admitida por el MITECO ha contado con el informe favorable del Consejo de Seguridad Nuclear. Es el único organismo competente en materia de seguridad nuclear y protección radiológica.

Fue el titular de la central, Iberdrola Generación Nuclear, S.A.U., quien presentó la solicitud de renovación el 27 de marzo de 2020.

Conforme a lo dispuesto en la legislación vigente, en la tramitación de la Orden se ha dado trámite de audiencia a los interesados.

Fuente: energynews.es

La minera especulativa Berkeley consigue ampliar su permiso de Salamanca con un gobierno de izquierdas en Madrid

Vista aérea de las obras de la mina de uranio. (Fuente Eldiario.es)

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha concedido a Berkeley la renovación de la autorización inicial de la planta de concentrados de uranio en Retortillo (Salamanca) como instalación radiactiva, según ha informado este lunes la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En bolsa, la compañía ha llegado a dispararse hasta un 15,9%, pero al cierre ha amainado las subidas hasta un 1,85%.

Esta renovación sigue a la del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) del pasado mes de julio, que informó favorablemente de la solicitud presentada por Berkeley para la renovación de la autorización previa de la planta y consideró que las circunstancias y características de la planta de concentrado de uranio son las mismas que se recogen en la autorización previa emitida en 2015.

La semana pasada, el Tribunal Supremo confirmó, además, la legalidad de la autorización previa para el desarrollo de la planta de concentrados de uranio en Salamanca.

El Alto Tribunal desestimó así el recurso de casación planteado por Foro de izquierdas-Los verdes y Adeco Ecologistas en Acción contra la autorización que había conseguido para esta mina, confirmando una sentencia previa de la Audiencia Nacional.

La compañía ha asegurado que sigue colaborando con las autoridades competentes en el proceso de aprobación de la mina de Salamanca y mantendrá al mercado plenamente informado sobre cualquier aspecto relacionado con la planta.

Noticias anteriores sobre la minera especulativa Berkeley:

Fuente: elconfidencial

El Cabril, historia de un cementerio nuclear en el que los vecinos siempre son los últimos en enterarse

El Gobierno reconoce que planea ampliar el almacén de residuos radioactivos para que acoja los restos del desmantelamiento de las centrales nucleares de España

La historia del almacén de residuos radioactivos de El Cabril (el eufemismo usado por el Gobierno para no llamarlo directamente cementerio nuclear, como popularmente se le conoció) está llena de secretos. Todo lo que pasa en la Sierra Albarrana desde los años cuarenta ha sido contado en susurros y a cuentagotas. Incluso en plena democracia tuvieron que ser un valiente periodista y un aguerrido fotógrafo, Sebastián Cuevas y José Manuel De la Fuente, los que disfrazados descubrieran, con el cadáver de Franco recién enterrado, que la antigua Mina Beta de la Sierra Albarrana era un “cementerio atómico”. Este almacén nuclear llevaba décadas funcionando de una manera bastante artesanal: a Hornachuelos llegaban barriles con basura nuclear que unos operarios bajaban al corazón de una antigua mina.

Han pasado 42 años justos desde que Sebastián Cuevas y José Manuel de la Fuente se la jugaran por arroyos, veredas, fincas de caza y caminos rurales del corazón de la sierra de Hornachuelos para publicar aquel icónico reportaje titulado Andalucía, vertedero atómico, en la revista Tierras del Sur. Muchos vecinos de Hornachuelos y del entonces próspero Valle del Guadiato leyeron así lo que escuchaban en las tabernas y le contaba algún familiar que trabajaba en la zona: que a la Sierra Albarrana estaba llegando la basura nuclear procedente de toda España. 42 años después, los vecinos se han enterado también por la prensa de una decisión que ya está tomada. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, respondió en el Senado a la parlamentaria Pilar González que el Gobierno va a ampliar El Cabril para trasladar allí todos los residuos de muy baja, baja y media actividad procedentes del desmantelamiento de todas las centrales nucleares de España.

La historia de El Cabril arranca en 1947. En cada visita que la Empresa Nacional de Residuos (Enresa) organiza para la prensa en la Sierra Albarrana se repite el origen de la que hoy es la única solución al enorme problema que tiene España con la decisión tomada para desmantelar todas sus centrales nucleares: qué hacer con la basura generada. En 1947 el ingeniero Antonio Carbonell descubrió que en El Cabril había uranio. Eran los años cuarenta. Apenas dos años antes Estados Unidos había lanzado dos bombas atómicas en Japón que habían puesto punto y final a la Segunda Guerra Mundial. España entraba también en la carrera atómica. Se buscaba no solo la bomba (algo que nunca consiguió el régimen de Franco) sino el acceso a una fuente de energía que se sostenía barata.

En 1947, la Junta de Energía Nuclear (JEN) creada por el régimen franquista deslindó la zona. Y se comenzó a excavar lo que se llamó Mina Beta. Pronto se abandonó la extracción de uranio. El terreno era demasiado duro y los costes se disparaban. Entonces, el gobierno franquista se topó con un problema que ya estaba ocurriendo en el resto del mundo: qué hacer con los residuos nucleares que se generaban en las centrales. ¿La solución? Como en Europa, aprovechar minas abandonadas en zonas alejadas de la población y con escaso riesgo sísmico. En 1961 llegaron los primeros bidones al corazón de esta mina abandonada. Durante 20 años, hasta bien entrada la democracia, los bidones siguieron entrando a la zona.

El reportaje que cambió la historia de El Cabril

Hoy la Mina Beta está sellada y en su interior esconde los secretos de aquellos oscuros años. Pero a causa de esta decisión, y a que el suelo era ya propiedad de la JEN, el Gobierno decidió que el lugar para guardar los residuos radiactivos del país estaba al norte de la provincia de Córdoba, en un paraje supuestamente muy alejado de cualquier población pero con un altísimo valor medioambiental. Así nació El Cabril y así se fundó Enresa.

El reportaje de Sebastián Cuevas y de José Manuel De la Fuente provocó una enorme indignación ciudadana. Surgió una plataforma que rechazaba que Córdoba fuese un cementerio nuclear que en 1986, con el accidente de Chernóbil, regresó con muchísima fuerza.

En los años ochenta, el Gobierno reaccionó. La decisión estaba tomada. El Cabril iba a ser, sí o sí, el lugar elegido para depositar los residuos generados en España. Pero no los altamente radioactivos. Entonces no había ninguna central nuclear próxima al final de su vida y no se planeó qué hacer con esos enormes depósitos de combustible gastados. A El Cabril solo llegaba la basura radiactiva de los hospitales, de los laboratorios y también de episodios de contaminación radioactiva en España.

El 30 de mayo de 1998 hubo un grave incidente radioactivo en España. La planta de chatarra de Acerinox en Los Barrios (Cádiz) tuvo un fallo. A derretir el material, el cesio-137 ardió y causó una nube radiactiva que fue detectada en Europa, pero no en Algeciras. La nube era 1.000 veces más potente de lo normal. Las cenizas radiactivas de aquel accidente están en El Cabril.

El debate sobre qué hacer con una central nuclear una vez desmantelada no se abrió hasta el Gobierno de Zapatero. La llegada de las cenizas de Acerinox empezaba a dar pistas. Europa ordenó una directiva de obligado cumplimiento a todos sus países para almacenar de manera segura y adecuada sus residuos nucleares. El objetivo era crear un único punto, llamado Almacén Temporal Centralizado (ATC), al que llevar los grandes residuos radioactivos de las centrales nucleares. Sería, su nombre lo indica, temporal, antes de construir una gran infraestructura para almacenar ya de manera definitiva una basura que en algunos casos puede seguir siendo radioactiva dentro de miles de años.

El desmantelamiento de las nucleares

El Consejo de Ministros designó, el 30 de diciembre de 2011, el municipio conquense de Villar de Cañas como sede del Almacén Temporal Centralizado (ATC) y su Centro Tecnológico Asociado. Hubo debate en el norte de Córdoba. Incluso se llegaron a tomar muestras del suelo de Los Pedroches, ya que los ingenieros consideran que el granito es perfecto para una instalación de este tipo, pero la contestación ciudadana y política descartó cualquier posibilidad de que el ATC acabase también en Córdoba.

Pero informes posteriores durante el Gobierno de Mariano Rajoy desaconsejaron usar el suelo de Villar de Cañas por los riesgos que suponía para un almacén de este tipo. Y eso en un momento en el que la decisión estaba tomada, con las primeras nucleares llegando al final de su vida útil y empezando a ser desmontadas. ¿Qué hacer entonces con los residuos nucleares?

Y es aquí donde de nuevo los vecinos de la zona se han vuelto a enterar por la prensa, después de meses de intensos rumores. El sexto Plan Nacional de Residuos Nucleares está a punto de cumplir y el séptimo está en borrador. El documento aún no es público, pero por lo que el Gobierno ha ido contando El Cabril va a volver a tener un papel fundamental.

De momento, Enresa ya trabaja en un gran proyecto para duplicar el número de celdas de almacenamiento de El Cabril con el objetivo de sepultar en ellas todos los residuos de hasta media actividad que se generan en el proceso de desmantelamiento de una central nuclear. Y eso, salvo el núcleo de la propia central, son muchísimos residuos: desde el escombro, hasta las arenas de alrededor, pasando por los trajes de protección que han usado los trabajadores o incluso su propio material.

A día de hoy, El Cabril tiene ya 22 de sus celdas llenas de residuos, en un espacio de 50.000 metros cuadrados. Aún tiene espacio en seis más. Además, tiene previsto construir otras cuatro celdas, la 29, la 30, la 31 y la 32, que ocuparían 130.000 metros cuadrados. Enresa prevé que con estas cuatro celdas haya espacio suficiente para acoger los residuos de los próximos años. Pero seguirá haciendo falta sitio para todo lo que generará el desmantelamiento total de las centrales nucleares españolas.

Por ello se trabaja en un proyecto en dos fases. En la primera, y con el horizonte puesto en 2028, se construirían 12 celdas más. La segunda fase, sin fecha, prevé otras 17. En total, serían otros 25 recipientes especiales en los que poder sepultar los residuos de media, baja y muy baja intensidad procedentes de todas las centrales nucleares españolas.

¿Y qué pasa mientras con los residuos de muy alta actividad? Hasta que no se construya un almacén central, todos se tienen que quedar en las centrales nucleares. El Gobierno sopesa construir tres almacenes de este tipo en toda España, y no uno, como recomienda Europa. En principio, El Cabril no está en sus planes. Pero ese es un plan que siempre ha estado encima de la mesa. ¿Llevar la basura radiactiva a varios puntos de España o aprovechar que ya existe un cementerio nuclear al norte de Córdoba para depositarla?

El Cabril está en el término municipal de Hornachuelos (uno de los más grandes de España) pero mucho más cerca de los pueblos del Valle del Guadiato. De hecho, para acceder hay que pasar por el Guadiato. Desde Hornachuelos es casi imposible hacerlo, si se quiere sobrevivir a una carretera con mareo asegurado. En el Guadiato siempre se ha denunciado, especialmente desde IU (formación que hoy está en el Gobierno de España), que su crisis industrial y su despoblación es una estrategia para convertir a El Cabril en el gran cementerio nuclear del sur de Europa.

Como siempre, los vecinos son los últimos en enterarse. El Ayuntamiento de Hornachuelos ha denunciado públicamente que está en contra del plan del Gobierno, que prevé declarar la ampliación de El Cabril de interés público y que evita, de esta forma, que sea el propio Consistorio el que dé la licencia de obras y actividad.

Además, los partidos de izquierdas en la provincia de Córdoba, históricamente muy combativos contra todo lo que supone El Cabril, miran con recele lo que están haciendo en Madrid sus compañeros de partido. Adelante Andalucía ya ha dicho que hará todo lo posible por “minimizar” la ampliación de El Cabril.

Mientras, el gran temor de los vecinos de la zona pasa por el transporte. La llegada de residuos nucleares a El Cabril no es fácil. El acceso desde Hornachuelos es una sinuosa carretera que nace desde el mismo pueblo y que atraviesa Sierra Morena. Desde el Norte, la carretera de Alanís de la Sierra (Sevilla) es, incluso, más sinuosa. El acceso natural es desde Fuente Obejuna. Los camiones cargados de residuos pasan por el mismo municipio y atraviesan varias de sus aldeas.

Por eso, la ampliación de El Cabril empieza a inquietar a los habitantes de estas zonas, pero también a agricultores, ganaderos y ecologistas. En 2019 Enresa informó de un incidente leve. Se había detectado una filtración de agua desde una de las celdas selladas. Los ecologistas siempre han hablado del gran riesgo que supone una instalación de este tipo en el corazón de Sierra Morena, en una zona que es fuente de arroyos, veneros y aguas subterráneas vital para el consumo humano y el regadío de miles de vecinos del Valle del Guadalquivir.

Fuente: cordopolis.es/

La Agencia Internacional de Energía Atómica avala que se amplíe El Cabril

Desde 2018, Enresa ya tenía prevista la solicitud de autorización para aumentar la capacidad de almacenamiento de residuos nucleares en el centro de la Sierra de Albarrana

Ha sido ahora cuando la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) ha incidido en la necesidad de ampliar el centro de almacenamiento de El Cabril (Hornachuelos), el único de España que gestiona restos nucleares de media, baja y muy baja actividad. Sin embargo, esta idea se viene planteando desde hace tiempo, hasta el punto de que un informe de 2018, auspiciado por la Agencia Internacional de la Energía Atómica, ya aconsejaba ese aumento de la capacidad del centro ubicado en la Sierra de Albarrana.

El estudio (Servicio Integrado de Revisión Reguladora -IRRS- y Servicio Integrado de Revisión para Programas de Gestión de Residuos Radiactivos y Combustible Gastado, de Clausura y de Restauración -Artemis-) señala en su apartado de sugerencias que la capacidad de El Cabril “es limitada” y que una vez la instalación se encuentra a más del 76% de su capacidad (aunque es porcentaje ya ha aumentado), “en un futuro cercano será necesario ampliar dicha capacidad de almacenamiento”.

Por ello, el texto sugiere que Enresa “debería considerar la finalización del proceso de solicitud de ampliación de la licencia en tiempo oportuno, a fin de asegurar una disponibilidad continua de la capacidad de almacenamiento requerida” y que este objetivo debe incluirse en la actualización del Plan General de Residuos Radiactivos, un extremo que la empresa pública ya ha avanzado que hará.

Pero hay más, porque en ese análisis de 2018, Enresa ya admite que está trabajando en la ampliación de El Cabril. En otro de los apartados, los redactores del informe señalan que “será necesario enmendar la licencia actual de la instalación a fin de aumentar las cantidades de residuos que pueden almacenarse en este centro” y que “se ha informado al equipo del Artemis de que Enresa ha comenzado los trabajos preparatorios para la actualización de la licencia”. Es decir, que desde el verano de 2018 ya quedó clara la intención de aumentar la capacidad de este espacio por parte de la entidad gestora del mismo.

Enresa presentó hace unas semanas a la Secretaría de Estado de Energía el borrador del séptimo Plan General de Residuos Radiactivos, en cuyo avance propone que la gestión de los residuos de muy baja, baja y media actividad (que engloba residuos procedentes de la operación y del desmantelamiento de centrales nucleares, y los producidos en hospitales, laboratorios e industrias) siga desarrollándose en El Cabril, en la provincia de Córdoba.

En relación con los residuos de muy baja actividad, en el borrador se constata que existe una capacidad autorizada superior a la necesidad de almacenamiento de este tipo de residuos prevista en el futuro. En cambio, para el caso de los de baja y media actividad, se contempla la necesidad de nuevas celdas de almacenamiento, fruto del desmantelamiento de las centrales nucleares. Prácticamente, lo que ha hecho Enresa en este avance es incluir las sugerencias que ya aparecen en el informe IRRS-Artemis del año 2018.

Pero además, a finales de febrero, la Asociación de Municipios en Áreas de Centrales Nucleares (AMAC), a la que pertenece Hornachuelos, reclamó participación y diálogo para buscar la mejor alternativa al Almacén Temporal Centralizado (ATC) de Villar de Cañas (Cuenca).

La AMAC lamentó profundamente que el proyecto de construcción del almacén no se lleve finalmente a cabo. Y, ante este hecho, consideró “indispensable” estudiar profundamente las diferentes opciones ya que, de cumplirse el calendario previsto, se necesitaría una rápida ampliación de El Cabril.

La oposición a este posible aumento de la capacidad de almacenamiento viene de la mano de los colectivos ecologistas, quienes parece que solo están dispuestos a negociar una fecha de cierre de las instalaciones y apuntan que “Córdoba ya ha cumplido” en este sentido.

Fuente: elediariodecordoba.es

Apagado el incendio en la zona de exclusión de Chernóbil

Ya no hay picos de radiación, como hace días cuando la Inspección Ecológica de Ucrania detectó un aumento de la radiación 16,5 veces superior a la norma

Las autoridades ucranianas han dado por extinguido este martes el incendio forestal que desde hacía más de una semana estaba arrasando el área de exclusión en torno a la antigua central nuclear de Chernóbil. ”No hay ningún fuego en activo. Hay solo algo de fuego lento en el suelo”, ha explicado en un comunicado el Servicio de Emergencias de Ucrania, precisando que más de 400 bomberos están trabajando en la zona para completar la extinción, a la que ha contribuido la reciente lluvia caída en la zona.

Cientos de bomberos llevaban diez días enfrentándose en plena pandemia de coronavirus , con mangueras, aviones y helicópteros, a los incendios en la zona de exclusión de Chernóbil, al norte del país, escenario del ­peor accidente nuclear de la historia. Ya no hay picos de radiación, como se detectó hace días, pero las llamas se han llegado a acercar a los edificios de la antigua central nuclear.

Los equipos de extinción luchaban ayer para controlar los incendios forestales alrededor de la planta. El fuego se acercó a un almacén de basura nuclear, aseguró en Facebook Yaroslav Emelianenko, miembro de la Agencia Estatal para la Administración de la Zona de Exclusión.

Ayer, el fuego se acercó a un almacén de basura nuclear

El pasado 4 de abril se declararon varios incendios en esta área de 2.600 kilómetros cuadrados que se aisló en 1986 tras el peor accidente nuclear de la historia. Dos días después el fuego parecía controlado. Pero los restos del incendio se avivaron y desde entonces mantienen en vilo esa región. La Inspección Ecológica de Ucrania detectó el primer día un aumento de la radiación 16,5 veces superior a la norma. Ayer los servicios de emergencia aseguraron que la radiación ya no constituía un peligro y que era la habitual, tanto en esa zona como en la capital del país, Kíev, a unos cien kilómetros al sur de Chernóbil.

Según la agencia Unián, lo peor se vivió el pasado domingo, cuando el viento arrastraba las llamas en dirección a la central. El portal Liga.net informaba ayer de que estas se encontraban a tres kilómetros de distancia.

Los incendios forestales suelen ser frecuentes en esta zona, donde no hay actividad humana desde hace 34 años. Pero el actual ha arrasado viejos cementerios, bosques, pantanos y al menos 12 antiguas aldeas.

La catástrofe nuclear de Chernóbil ocurrió el 26 de abril de 1986, cuando se produjo una explosión en su reactor número 4. Desde entones, la zona de exclusión es una zona cerrada al ser humano, salvo unos 180 lugareños que nunca se fueron y el personal técnico que durante años fue desmantelando la central nuclear (cerrada definitivamente en el año 2000), y el que hoy se encarga vigilar el lugar y el sarcófago que protege al mundo de la radiación que queda en el antiguo núcleo del reactor.

Fuente: lavanguardia

Varios incendios en la zona de exclusión de Chernóbil aumentan la radiación 16 veces por encima de lo normal

Más de 400 bomberos ucranios continúan luchando este lunes contra un gran incendio forestal incontrolado alrededor de la zona de exclusión de la central de Chernobyl, que en 1986 sufrió el peor desastre nuclear de la historia.

Los fuegos se iniciaron hace varios días y ya han arrasado más de 3.000 hectáreas en el interior del perímetro, aunque las autoridades se han apresurado a tranquililizar a la población mientras que algunas ONGs internacionales aseguran que el incendio está peligrosamente cerca de la planta y los niveles de radiación han aumentado.

«La planta de energía nuclear de Chernobyl, los sitios de almacenamiento de desechos radiactivos y otras infraestructuras cruciales de la zona de exclusión no están en peligro», ha asegurado Volodymyr Demtchouk, un alto funcionario de los servicios de emergencia de Ucrania, en un video publicado este lunes en Facebook. Demtchouk agregó que la tarea principal de los bomberos era localizar las áreas de incendio y limitar su propagación.

Ucrania ha movilizado varios helicópteros para extinguir el incendio que arrancó el pasado 4 de abril y se ha mantenido por los fuertes vientos. En base a imágenes por satélite, Greenpeace asegura que el incendio está a solo «aproximadamente 1,5 kilómetros» del arco que cubre el reactor que explotó por accidente en abril de 1986.

Un incendio «gigantesco» e «impredecible»

Durante varios días, las autoridades ucranianas no han proporcionado estimaciones recientes sobre el tamaño del incendio aunque según Sergiy Zibtsev, director del Centro Regional de Monitoreo de Incendios en Europa del Este, con sede en Kiev y vinculado a un programa de las Naciones Unidas, el incendio es «gigantesco» e «impredecible». «En el oeste de la zona de exclusión, ya ha cubierto 20,000 hectáreas según nuestras estimaciones», señaló a la AFP.

El director de una asociación que organiza visitas guiadas a la zona de exclusión, Yaroslav Yemelianenko, ha afirmado en Facebook que el incendio había llegado al pueblo fantasma de Pripyat, que había sido evacuado después del desastre.

Por su parte, el Viceministro del Interior de Ucrania, Anton Gerachtchenko, indicó en redes sociales que los sitios de almacenamiento de desechos radiactivos son «completamente seguros».

Las autoridades ucranianas han desmentido que el incendio haya aumentado el nivel de radiactividad. Sin embargo, después de que comenzó el desastre, el jefe interino de la inspección ecológica del gobierno, Iegor Firsov, dijo que los niveles de radiación en el epicentro del incendio estaban muy por encima de los estándares aunque luego se retractó.

El incendio fue supuestamente provocado por un joven residente que vive cerca del área de Chernobyl, que se enfrenta hasta cinco años de prisión por «destruir la vegetación». El joven de 27 años dijo que prendió fuego a la hierba «por diversión», dijo la policía.

Uno de los reactores en la planta de Chernobyl explotó el 26 de abril de 1986 contaminando, según algunas estimaciones, hasta tres cuartos de Europa. El área dentro de un radio de 30 kilómetros alrededor de la central eléctrica dañada ha sido abandonada en gran medida desde entonces.
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Fuente : www.rtve.es

Los materiales para el almacenamiento de residuos nucleares no son tan seguros como se pensaba

Los materiales que los Estados Unidos y otros países planean usar para almacenar desechos nucleares de alto nivel probablemente se degradarán más rápido de lo que nadie sabía anteriormente debido a la forma en que interactúan esos materiales.

Una investigación publicada en la revista Nature Materials, muestra que la corrosión de los materiales de almacenamiento de desechos nucleares se acelera debido a los cambios en la química de la solución de desechos nucleares, y por la forma en que los materiales interactúan entre sí.

“Esto indica que los modelos actuales pueden no ser suficientes para mantener estos desechos almacenados de manera segura”, dijo Xiaolei Guo, autor principal del estudio y subdirector del Centro de Desempeño y Diseño de Formularios y Contenedores de Desechos Nucleares del Estado de Ohio. “Y muestra que necesitamos desarrollar un nuevo modelo para almacenar desechos nucleares”.

La investigación del equipo se centró en el almacenamiento de materiales para desechos nucleares de alto nivel, principalmente desechos de defensa, el legado de la producción de armas nucleares en el pasado. El desecho es altamente radiactivo. Mientras que algunos tipos de desechos tienen una vida media de aproximadamente 30 años, otros, por ejemplo, el plutonio, tienen una vida media que puede ser de decenas de miles de años. La vida media de un elemento radiactivo es el tiempo necesario para que la mitad del material se descomponga.

Estados Unidos actualmente no tiene un sitio de disposición para esos desechos; Según la Oficina de Responsabilidad General de los Estados Unidos, generalmente se almacena cerca de las plantas donde se produce. Se ha propuesto un sitio permanente para Yucca Mountain en Nevada, aunque los planes se han estancado. Países de todo el mundo han debatido la mejor manera de lidiar con los desechos nucleares; solo uno, Finlandia, ha comenzado la construcción de un depósito a largo plazo para residuos nucleares de alto nivel.

Pero el plan a largo plazo para la eliminación y el almacenamiento de desechos de defensa de alto nivel en todo el mundo es prácticamente el mismo. Implica mezclar los desechos nucleares con otros materiales para formar vidrio o cerámica, y luego encerrar esos pedazos de vidrio o cerámica, ahora radioactivos, dentro de botes metálicos. Los botes serían enterrados bajo tierra en un depósito para aislarlo.

En este estudio, los investigadores encontraron que cuando se exponen a un ambiente acuoso, el vidrio y la cerámica interactúan con el acero inoxidable para acelerar la corrosión, especialmente de los materiales de vidrio y cerámica que contienen desechos nucleares.

El estudio midió cualitativamente la diferencia entre la corrosión acelerada y la corrosión natural de los materiales de almacenamiento. Guo lo llamó “severo”.

“En el escenario de la vida real, las formas de desechos de vidrio o cerámica estarían en contacto cercano con botes de acero inoxidable. En condiciones específicas, la corrosión del acero inoxidable se volverá loca”, dijo. “Crea un ambiente súper agresivo que puede corroer los materiales circundantes”.

Para analizar la corrosión, el equipo de investigación presionó “formas de desechos” de vidrio o cerámica, las formas en que se encapsulan los desechos nucleares, contra el acero inoxidable y los sumergió en soluciones durante hasta 30 días, en condiciones que simulan las de la montaña Yucca, el repositorio de residuos nucleares propuesto.

Esos experimentos mostraron que cuando el vidrio y el acero inoxidable se presionaron entre sí, la corrosión del acero inoxidable fue “severa” y “localizada”, según el estudio. Los investigadores también notaron grietas y corrosión mejorada en las partes del vidrio que habían estado en contacto con el acero inoxidable.

Parte del problema radica en la tabla periódica. El acero inoxidable está hecho principalmente de hierro mezclado con otros elementos, incluidos el níquel y el cromo. El hierro tiene una afinidad química por el silicio, que es un elemento clave del vidrio.

Los experimentos también mostraron que cuando las cerámicas, otro soporte potencial para los desechos nucleares, se presionaron contra el acero inoxidable en condiciones que imitaban a las que se encuentran debajo de la montaña Yucca, tanto la cerámica como el acero inoxidable se corroyeron de una manera “severamente localizada”.

Referencia: Xiaolei Guo, Stephane Gin, Penghui Lei, Tiankai Yao, Hongshen Liu, Daniel K. Schreiber, Dien Ngo, Gopal Viswanathan, Tianshu Li, Seong H. Kim, John D. Vienna, Joseph V. Ryan, Jincheng Du, Jie Lian, Gerald S. Frankel. Self-accelerated corrosion of nuclear waste forms at material interfacesNature Materials, 2020; DOI: 10.1038/s41563-019-0579-x

Fuente:  alcanzandoelconocimiento.com

Comienzan a desmontar la cúpula de la central nuclear de Zorita

El desmantelamiento comenzó en 2010

La primera pieza de la ‘media naranja’ está retirada y el desmantelamiento de la central nuclear concluirá en 2020.

El coste total del desmantelamiento se cuantifica en unos 160 millones de euros

La empresa pública Enresa ha comenzado el desmontaje de la cúpula del edificio de contención de la central nuclear José Cabrera en Almonacid de Zorita (Guadalajara) que se contemplan en la fase final del desmantelamiento de esta instalación nuclear que concluirá a finales de 2020.

Estos trabajos han consistido en la retirada, izado y descenso de la primera pieza, a los que ha asistido la prensa acompañados del director desmantelamiento de la central, Manuel Ondaro. Para ello, se han empleado dos grúas de gran tonelaje que han permitido la ejecución segura de la maniobra desde una plataforma auxiliar.

«Lo que hoy hemos visto es el desmontaje y posicionamiento de la primera pieza de la cúpula del reactor. Esto supone un hito en el desmantelamiento y que nos llevará a la finalización de la desmantelación del mismo el próximo año», ha señalado Ondaro, quien ha indicado que la pieza retirada es de acero, de 8 metros de diámetro y 5,2 toneladas de peso, aproximadamente.

 

Se trata de la primera de las 330 piezas en las que será segmentada esta estructura, pues la cúpula tiene un peso total de 225,2 toneladas y un diámetro de 31,4 metros.

Una vez bajada al suelo, será troceada para poderla gestionar como material convencional. Este proceso de desmontaje de la cúpula tardará unos 40 días, por lo que antes de Navidad estará concluido.

Descontaminación total

Previo al desmontaje de este jueves, para el que llevan preparándose desde verano para realizarse con total seguridad, se han realizado numerosas labores dentro del desmantelamiento.

«Fundamentalmente hemos retirado los grandes componentes del circuito primario de la central nuclear, hemos descontaminado todo lo que es el edificio de contención y lo hemos desclasificado para poder demolerlo de forma convencional», ha explicado Ondaro.

Además, este es el inicio del desmontaje de la cúpula, del interior del edificio de contención y posterior demolición. Tal y como ha señalado Ondaro, el inicio de los trabajos de desmontaje final, es decir, las demoliciones, «se inician ahora y se espera que a finales del año que viene, el 31 de diciembre en 2020, puedan haber terminado con todos los trabajos de demoliciones de los principales edificios», que son el edificio de contención, almacén auxiliar, almacén de residuos número 1, el evaporador y el resto de edificios convencionales.

Recientemente también ha comenzado la demolición del edificio que albergaba el generador diésel de la central para lo que se está empleando maquinaria de gran tonelaje. Las dimensiones de este edificio, fabricado en hormigón armado, es de 11 metros de ancho por 7,5 metros de alto.

Desde que se inició el desmantelamiento, en febrero de 2010 se han generado aproximadamente 29.000 toneladas de materiales

Energia cara se mire por donde se mire.

A día de hoy, Enresa ha ejecutado ya cerca del 89 por ciento del proyecto de desmantelamiento de la central. Desde que se inició el desmantelamiento, en febrero de 2010 y hasta el 30 de septiembre de 2019, han trabajado unas 250 personas y se han generado aproximadamente 29.000 toneladas de materiales.

De esta cantidad, 7.000 corresponden a material convencional, 5.500 toneladas a residuos radiactivos de muy baja actividad, 2.300 a residuos radiactivos de baja y media actividad y 14.200 toneladas a material desclasificable.

El residuo de alta actividad se contiene en los 377 elementos combustibles de la central, es decir, 175 toneladas que gestionaron en 12 contenedores en la fases iniciales del desmantelamiento.

Fuente: ABC

 

Denuncian «nuevos retrasos» en el desmantelamiento de Garoña

El cabeza de lista al Congreso de Unidas Podemos por Álava, Juantxo López de Uralde, cree que estos nuevos plazos «están vinculados al hecho de que se pretende alargar la vida del resto de centrales nucleares»

El cabeza de lista al Congreso de Unidas Podemos por Álava, Juantxo López de Uralde, ha denunciado este viernes «nuevos retrasos» en el desmantelamiento de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) y cree que estos nuevos plazos «están vinculados al hecho de que se pretende alargar la vida del resto de centrales nucleares, poniendo así en grave peligro la seguridad de las mismas».
Tras participar en Vitoria en una mesa informativa de la formación, el candidato ha criticado que «más de 2 años después del cierre de la central nuclear de Garoña, los trabajos para su desmantelamiento ni siquiera han comenzado».
Asimismo, ha explicado que según las informaciones que a las que ha tenido acceso, «todo parece indicar» que los trabajos de desmantelamiento «no empezarán hasta 2022». «Se nos antoja demasiado tarde para desmantelar una central que es urgente quitar de en medio por el riesgo que supone para el medio ambiente y para la salud pública», ha señalado.
En este sentido, ha explicado que «el desmantelamiento de Garoña marca la agenda de cierre y desmantelamiento futuro del resto de las centrales nucleares españolas», y cree que este retraso «está vinculado al hecho de que se pretende alargar la vida del resto de centrales nucleares poniendo así en grave peligro la seguridad de las mismas».